Testimonios de su Amor

1 Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, Yavéh habló a Josué, diciendo: 2 Tomad del pueblo doce hombres, uno de cada tribu, 3 y mandadles, diciendo: Tomad de aquí de en medio del Jordán, del lugar donde están firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras, las cuales pasaréis con vosotros, y levantadlas en el lugar donde habéis de pasar la noche.
4 Entonces Josué llamó a los doce hombres a los cuales él había designado de entre los hijos de Israel, uno de cada tribu. 5 Y les dijo Josué: Pasad delante del arca de Yavéh vuestro Dios a la mitad del Jordán, y cada uno de vosotros tome una piedra sobre su hombro, conforme al número de las tribus de los hijos de Israel, 6 para que esto sea señal entre vosotros; y cuando vuestros hijos preguntaren a sus padres mañana, diciendo: ¿Qué significan estas piedras? 7 les responderéis: Que las aguas del Jordán fueron divididas delante del arca del pacto de Yavéh; cuando ella pasó el Jordán, las aguas del Jordán se dividieron; y estas piedras servirán de monumento conmemorativo a los hijos de Israel para siempre. (Josué 4, 1-7)



Las doce piedras eran una huella de lo grandioso que Dios había hecho con su pueblo. El diccionario de la Real Academia de la Lengua define la palabra Testimonio como “Prueba, justificación y comprobación de la certeza o verdad de algo”. El testimonio está vinculado a la verdad y su demostración, pero ¿Será lo mismo DAR testimonio que SER testimonio? Evidentemente a nuestro Señor le interesa que seamos y demos testimonio de la Verdad, Jesucristo dijo “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, pero ¿Qué será más importante o en que orden de importancia debemos actuar?. Es curioso ver a Jesucristo prohibiendo a la gente a la que sanaba, que contaran lo que había sucedido. ¿Cómo es posible que si hay tanto interés en que seamos y demos testimonio del Señor, a Jesús se le ocurra prohibirle a la gente que cuente lo que Él hizo en ellos?, y luego Él mismo dice “no se enciende una luz para ponerla debajo de un almud, sino sobre un candelero, y alumbra a todos los que están en casa” Aquí podríamos encontrar una aparente contradicción pero cuando Jesús sanaba a alguien, no quería que cuenten lo que el había hecho porque primero debían SER testimonio, para luego de esa experiencia recién poder DAR testimonio. Para entenderlo, debemos aprender algunas cosas.

SER testimonio de su amor

Todos somos testimonio ineludible de muchas cosas que nos ha tocado vivir. Nuestro carácter es testimonio de la vida que hemos llevado o de las cosas que nos han marcado, o de la familia que tenemos o del corazón que hemos formado en toda una vida. Nuestros ojos y su brillo son testimonio de lo que llevamos en el alma o incluso de nuestro estado de ánimo. Nuestras palabras son testimonio de lo que abunda en nuestro corazón, nuestra manera de tomar decisiones es testimonio de la crianza que hemos tenido, de nuestros intereses o de la fe que llevamos dentro. Nuestro trato es testimonio de lo que pensamos de los demás. En general, siempre SOMOS testimonio de algo, aunque no lo queramos. Cuando decides seguir a Dios, vas a SER testimonio de Dios y de su amor, aunque no lo quieras, porque Él te hizo, pero ese no es el punto, el punto es ¿Qué Dios es el que muestras con tu vida? Cada cosa que hagas va a mostrar al Dios en el que crees, porque eres su testimonio frente a los que no creen o tienen dudas.

¿Por qué crees que hay tanta gente que no cree en Dios o tienen tantas dudas? Es sencillo. Porque los que dicen creer son testimonio de una verdad frente a los demás y esa “verdad” no siempre es la correcta. No existe testimonio si no hay a quienes demostrarles algo. Cuando dices que crees en Dios, que eres católico, asumes inmediatamente un compromiso con Dios, de SER para los demás testimonio de su amor. Pero tanta gente dice “soy católico por tradición pero no fanático” ¿Qué testimonio es ese? ¿Qué Dios es el que mostramos a los que necesitan de Él?

En la lectura, el Señor le dice a Josué que llevará al fin a su pueblo a la tierra prometida, y cuando están por pasar el Jordán, le ordena que coja doce piedras, en alegoría a las doce tribus de Israel, y que las coloque como monumentos al final del paso para que cuando la descendencia pregunte el por qué de esas piedras, puedan contarles sobre lo que pasó. Podemos verlo de esta manera: (parafraseando), “quiero que haya marcas, que haya huellas, que queden pruebas de lo que Yo hice con mi pueblo, para que otros que no sean los que han recibido la bendición sepan que tengo el suficiente poder y amor para bendecirlos también, si hacen lo que yo les pido, porque cada cosa que yo les pido es para bendecir a más gente, ustedes son el instrumento de mi amor”

DAR testimonio de su amor

Jesús anuncia su muerte

31 Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. 32 Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. 33 Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo !Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
34 Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. 36 Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? 37 ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? 38 Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. (Marcos 8, 31-38)


En esta lectura, podemos ver algunos puntos:
1. Jesús manifiesta que es necesario para Él ser testimonio del amor de Dios por nosotros.
2. Todo aquello que vaya en contra de ser testimonio fiel del Señor viene del maligno.
3. Para ser testimonios de Él debemos poner la mira en las cosas de Dios y no de los hombres, es decir, quien quiera “ganar” sabrá que deberá haber un equilibrio en su obrar a fin de ser testimonio efectivo del Señor.
4. Dice que podríamos ganar el mundo sin perder nuestra alma, no dice que no debemos ganar el mundo. Pero ¿Para quién debemos ganar el mundo? Evidentemente para Cristo.
5. Para dar efectivo testimonio debemos SER testimonios de Él (no avergonzarse de la vida cristiana) y DAR testimonio de sus palabras (no avergonzarse del evangelio)

El DAR testimonio de Cristo siendo cristianos guarda como recompensa que Él dé testimonio de nosotros frente al Padre Celestial. ¿Te imaginas que el mismo Jesucristo le hable bien de ti al Padre? Imagínate que Él diga frente al Padre, “Yo puedo probar que este hijo tuyo ha sido fiel, realmente merece ser llamado Hijo tuyo”.

DAR testimonio de Cristo requiere de Palabra de Dios, autoridad, humildad y sabiduría. La Palabra de Dios entrará en nosotros en la medida que “meditemos en ella de día y de noche”, y la autoridad, humildad y sabiduría nos puede ser otorgada por oración y una fe de corazón en constante anhelo de ser testimonios del amor de Dios. Entonces el Espíritu Santo obrará en nosotros.

¿No es cierto acaso que luego de nuestro primer encuentro con el Señor, aquel que nos quebró y nos puso a sus pies, comenzamos a ser testimonio del amor de Dios? Luego, cuando por misericordia el Señor puso sus ojos sobre nosotros, es que nos llama por nuestro nombre y somos rodeados por su amor, y su palabra comienza a incrustarse en nuestros corazones hasta que comienza a fluir como un río incontenible, y el Espíritu Santo obra, y comenzamos a hablar de su palabra, y comenzamos a compartir con los demás aquello que el Señor dejó de regalo para que el mundo tenga una vida mejor. Comenzamos a DAR testimonio.

Todas las cosas en común

32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. (Hechos 4, 32-33)

En la primera Iglesia, habla la Palabra que “los creyentes vivía en comunidad y santidad” eso es SER testimonio de Cristo y luego dice que “con gran poder daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús” eso es DAR testimonio. Entonces, recién es que aparece lo que todos anhelamos de nuestro Padre, “abundante gracia era sobre todos ellos”. Date cuenta que siempre una cosa está antes de la otra.

¿En qué fase estas? ¿Ya eres testimonio fiel del amor de Dios? Recuerda que por ahí debes comenzar. ¿Ya estas dando testimonio fiel del amor de Dios? Recuerda que ese es tu propósito en esta vida, ser y dar testimonio de su amor. No te quedes en la primera fase, no permitas que tus bendiciones se queden a medias.

1 comentario:

  1. Anónimo3.4.09

    Buena enseñanza, parece enseñanza de pastor evangelico no de catolico... y eso que soy evangelico... jajaja .... felicidades por el logro.

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