Mantente Enfocado

22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. 23 La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido. 24 Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves? 25 ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo? 26 Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás? 27 Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. 28 Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. 30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. 31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas. 32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. 33 Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. 34 Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. (Lucas 12, 22 – 34)


Para cualquiera de nuestras actividades mantenerse enfocado es una prioridad. Cuando vas a dar un examen sabes que debes mantenerte enfocado en el curso, no puedes estar pensando durante el examen en problemas de otro curso. Cuando estas comiendo no puedes estar pensando en los problemas del trabajo. Cuando atiendes a los que amas no puedes estar pensando en problemas laborales. Mantener el enfoque ayuda a mantener una visión.
Todos tenemos (o deberíamos tener) una visión en la vida, un lugar a donde mirar y mantenernos enfocados en cada objetivo que cumplir hasta alcanzar la meta. Cuando queremos prepararnos para ingresar a la Universidad, cada detalle cuenta, desde tu alimentación que debe ser balanceada y orientada hacia el esfuerzo mental, hasta la programación de horas de descanso que deben estar orientadas en el mismo sentido. Durante ese tiempo sólo hablas del examen de admisión, sólo hablas de problemas de matemática o de razonamiento, tu vida se transforma en un “sistema planetario” donde el centro es el examen. Tienes una visión y cada cosa que haces tiene ese centro.


Cuando gracias a Dios el amor real llega a tu vida, la persona que amas se transforma en el centro de tus acciones, estudias en función de tener tiempo para verla, comes pensando en que habrá comido, duermes pensando en si habrá dormido bien, tomas decisiones en función de su bienestar, te proyectas y vives en función de esa persona, y finalmente tienes como objetivo hacer una vida a su lado, y ser como dice la Palabra del Señor, una sola carne. Tienes una visión y si en algún momento pierdes el enfoque, pierdes la concentración, las cosas cambian de rumbo y comienzas a sentirlo.


Nuestro Señor Jesucristo nos enseña cual es el enfoque que debemos tener para que cumplamos con la visión que ha sido puesta en nuestro corazón. Dios no sólo pone una visión que alcanzar en nuestro corazón a través de la fe, sino que nos da el “proceso”, el enfoque adecuado. Nos dice el Señor “buscad primero el Reino de Dios y todas las cosas que necesites os serán añadidas. No temáis manada pequeña porque a vuestro padre le ha placido daros el Reino.” Es una declaración gloriosa para nosotros.


Jesús nos dice (parafraseando), “Enfócate en lo correcto, busca el Reino de Dios, date cuenta que tu carne no lo es todo, que tus ansias no lo son todo, eres mucho más que eso, alimenta tu fe, busca la verdad en tu Padre, yo te mando esfuérzate y sé valiente, llena tu corazón de lo correcto, lleva la buena noticia a todas las naciones, tú concéntrate en eso, enfócate, y yo me encargaré de todo lo demás, porque a tu Padre no sólo le complace verte hacerlo, que rompas tus límites terrenales, sino que además le complace verte ser más de lo que tú alguna vez creíste ser, le complace darte todo porque eres su hijo.”


Mantener el enfoque no siempre es fácil


46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?(Mateo 27, 46)


Jesucristo tenía serias razones para tirar la toalla, para negarse a seguir la visión divina que nos beneficiaba a nosotros, nada merecedores de su bondad, pero que lo llevaba a Él a dolores, humillaciones y maltratos insufribles, al punto de la cruxificción. Pero a pesar de todo, se mantuvo enfocado.
Algunos creen que este fue un desliz en la fe de nuestro Señor, que se sintió sólo y abandonado, pero Él siempre nos enseño que en los momentos de tentación, aquella que nos puede sacar del enfoque, debemos responder con “Escrito está…”. Cristo hace referencia al Salmo 22 que retrata un grito de angustia y un canto de alabanza. En medio de la angustia, en medio de la ansiedad, el Señor nos enseña que es posible angustiarse sin por ello perder el enfoque, porque aún ahí como Job, se debe dar alabanza porque a nuestro Padre. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28


El Problema de perder el enfoque


26 Y Yavhé habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 27¿Hasta cuándo oiré esta depravada multitud que murmura contra mí, las querellas de los hijos de Israel, que de mí se quejan? 28 Diles: Vivo yo, dice Yavhé, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros. 29 En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado contra mí. 30 Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué hijo de Nun.
31 Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis. 32 En cuanto a vosotros, vuestros cuerpos caerán en este desierto. 33 Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto. 34 Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo. 35 Yo Yavhé he hablado; así haré a toda esta multitud perversa que se ha juntado contra mí; en este desierto serán consumidos, y ahí morirán. (Números 14, 26 -35)


El pueblo de Israel fue rescatado de la esclavitud presenciando las manifestaciones más grandes que el Señor ha podido regalar a una nación. Y con todo ello, frente a la incertidumbre, al no saber que vendría luego, frente al desierto, decidieron volver al lugar de donde Dios los había sacado.


¿Cuántas veces por momentos de incertidumbre perdemos el enfoque de nuestros propósitos y desechamos a Dios de nuestros planes como si en él no reposara todo lo que acontece? El problema no es la ira de Dios, el problema es que al nosotros abandonarlo, el no se acerque y quedemos sin su protección. Muchas veces por nuestra falta de enfoque perdemos de vista muchas cosas, entre ellas, las promesas del Señor.


De cuarenta días a cuarenta años, mucho de lo que vivimos y de lo que perdemos no es un castigo del cielo sino una consecuencia lógica de nuestra desconcentración. ¿Perdiste la concentración en tu relación amorosa? Lo más probable es que seas más propenso a caer en las tentaciones y quieras regresar a la “soltería” y terminas haciéndote daño tú y haciéndole daño a alguien. ¿Perdiste la concentración en tus deberes? Lo más probable es que vengan reprensiones. ¿Perdiste la concentración en tu fe? No te quejes si no ves venir bendiciones.


Pero si meditas en la palabra de día y de noche como la Palabra recomienda para que tengas días buenos y seas prosperado en todo lo que emprendas, entonces Jesús estará en tu corazón y el enfoque para todo será más fácil de llevar.


Recuperando el Enfoque


13 Y dejaron a Yavhé, y adoraron a Baal y a Astarot. 14 Y se encendió contra Israel el furor de Yavhé, el cual los entregó en manos de robadores que los despojaron, y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor; y no pudieron ya hacer frente a sus enemigos. 15 Por dondequiera que salían, la mano de Yavhé estaba contra ellos para mal, como Yavhé había dicho, y como Yavhé se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción. 16 Y Yavhé levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban; 17 pero tampoco oyeron a sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres obedeciendo a los mandamientos de Yavhé; ellos no hicieron así.
18 Y cuando Yavhé les levantaba jueces, Yavhé estaba con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Yavhé era movido a misericordia por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían. 19 Mas acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino. (Jueces 2, 13 – 19)


Dios sabe que somos débiles, que las distracciones y las tentaciones están diseñadas a arrebatarnos las bendiciones reservadas para los hijos y por ello, en su misericordia nos da oportunidades de retomar el camino y la concentración en lo realmente importante. Nuestro Padre siempre pone circunstancias y personas que nos permiten retomar el camino y que nos devuelven la visión. Ya depende de nosotros aprender a ver y valorar esas circunstancias.
Cuando regresé al camino del Señor fue por la mujer que hoy es mi novia. Incluso cuando regresó mi enfoque en Dios ella aún no entregaba completamente su corazón a Jesús, pero yo vi en ella la oportunidad de regresar a mi fe, de regresar a mi primer amor, mi Padre bueno. Si me hubiese parecido bobo el tema de la catequesis o que eso era para “adolescentes”, probablemente hoy no sería lo feliz que soy. Pero el Señor puso delante de mí la oportunidad de retomar el enfoque, y hoy las bendiciones son abundantes.


Estar enfocado implica ser conciente de mis bendiciones


22 Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. 23 Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? 24 Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios.(I)
25 Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. 26 Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? 27 Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
28 Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios. 29 Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá saquear su casa. 30 El que no es conmigo, contra mí es;(
J) y el que conmigo no recoge, desparrama. 31 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. 32 A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero. (Mateo 12, 22 – 32)


¿Cómo es aquello de que todo pecado o blasfemia será perdonado excepto la blasfemia contra el Espíritu Santo? Cuando observamos a la gente, muchos dicen “creer” en Dios, pero sólo es una información acerca de su existencia, muchas veces es sólo una tradición o una expresión social. Muchos dicen “Dios mío” cuando algo sucede, pero realmente no creen en Dios. Muchos hacen bromas, incluso obscenas contra Dios o a costas de Jesucristo y la Virgen, y dice la palabra que incluso ello será perdonado pero ¿Y el Espíritu Santo? Ese es un tema distinto, la gente que sabe de Dios y no cree en el, pues lo concibe como una especie de señor barbón de las ilustraciones, y al Espíritu Santo como el adornito en forma de paloma. Creer en la obra del Espíritu Santo requiere otro nivel de contacto Espiritual.


El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad que nos fue otorgado como conexión con la obra salvadora de Jesucristo. Es Dios obrando en nosotros, es la fuerza y el poder que nos transforma en verdaderos hijos de Dios y coherederos con Cristo. Eso no se puede entender mediante ilustraciones o tradiciones. Quien habla del Espíritu Santo ya tiene una noción de espiritualidad y de las realidades de las que Dios nos rodea. Saber sobre el Espíritu Santo y hablar de él ya implica una conciencia de su acción. Cuando hablo del Espíritu Santo atentando contra su real naturaleza, e incluso ofendiendo su actuar, estoy rompiendo la conexión entre mi naturaleza carnal y mi naturaleza espiritual. Estoy ofendiendo a todo cuanto se ha hecho por mi con la muerte de Jesucristo para regresarme la vida. Estoy atentando contra la Verdad revelada en Jesucristo de nuestra naturaleza real. Estoy perdiendo el enfoque mayor que es mi trascendencia y mi relevancia de Hijo de Dios.


Cuando tú no estás obrando como hijo de Dios a pesar de tener conciencia de tu naturaleza, y pierdes el enfoque de tu real misión y encargo, te estas arriesgando a transgredir lo más delicado de lo expuesto por el Señor respecto al perdón. Dios no está dispuesto a perdonar a quien ha perdido el enfoque a pesar de haber sido bendecido. 21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.

Si ya eres parte del redil, si el Señor ya te ha cobijado en su regazo y te ha bendecido, no pierdas el enfoque de tu misión y tu propósito divino, porque recuerda que Jesús nunca perdió el enfoque, nos enseñó y entrenó para no hacerlo, y sobretodo porque si dejó encargado hacer a todas las naciones sus discípulos es porque el mundo lo necesita y por que tu lo necesitas, no porque Él lo necesite. Mantente enfocado y serás bendecido en sobremanera.

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