Las Percepciones y la Verdad

Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado. Él les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios. (Lucas 9, 18-20)

¿Quién dice la gente que soy yo?

Vaya pregunta curiosa. Alguien podría decir que a Jesús le importaba el “qué dirán”, y la verdad es que sí le importaba. La palabra narra un momento en que Jesús está orando y de pronto hace esa pregunta a quienes estaban con Él. Todos sabemos que cuando a uno hace ese tipo de preguntas no es por mera curiosidad, y por supuesto para que aparezca en la Biblia debe tener un trasfondo. ¿Quién dice la gente que soy yo? Es una pregunta respecto a percepciones.

Por supuesto que Jesús no esperaba que la gente dijera de Él la verdad, y aunque había muchos fariseos que intentaban desprestigiarlo (incluso lo habían acusado de ser del demonio porque podía ahuyentar demonios) era necesario estar parado sobre las percepciones. ¿Por qué? Rara vez la gente conoce la verdad, la gente sólo tiene percepciones de ella. La verdad la saben muy pocos, entonces la percepción es un índice de cómo van las cosas.

Si por ejemplo un día haces una encuesta donde se pregunte si el líder de tu comunidad es una persona preparada para llevarla y pastorearla, si la gente responde que no, por más que el líder de tu comunidad tenga grandes estudios teológicos y haya llevado muchos cursos de catequesis, sencillamente la percepción lo aplasta. ¿Pero y qué sucede si piensan que sí está preparado pero en realidad no lo está? Entonces pronto vendrán los problemas y tu comunidad se disolverá.

Cuando los discípulos responden a Jesús sobre las percepciones de la gente, le dan buenas noticias. Le dicen que la gente piensa de Él que es un profeta y eso es grandioso porque hará más fácil la aceptación de la verdad. ¿Qué hubiese pasado si le hubiesen dicho que la gente pensaba que Él era un mago poderoso, o un enviado de los dioses, o sencillamente un caudillo contra Roma? Esas eran muy malas noticias porque la percepción no era la correcta e introducir la verdad sería más complicado.

Algo que debemos aprender es que aunque las percepciones sean positivas, siempre será mejor que la verdad supere esas percepciones y por ello deberíamos luchar en el día a día.

Las Percepciones representan un núcleo

Cuando, pues, el Señor entendió que los fariseos habían oído decir: Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea, y se fue otra vez a Galilea. (Juan 4, 1-3)

No toda percepción buena es conveniente, sobretodo si no se cimenta sobre una verdad. Por ejemplo el decir que Jesús bautizaba más gente que Juan era una excelente percepción pero no estaba basado sobre una verdad completa. Qué diferente sería que hubiesen dicho que los discípulos de Jesús, juntos, bautizaban más que Juan, pero eso no es común. Siempre las percepciones representan un núcleo.

Daré un par de ejemplos. Hace un par de años en una iglesia había una imagen de Santa Rosa de Lima, algo antigua y rebosante de devoción de los feligreses. El sacerdote decidió cambiar la imagen por una nueva pero la gente se opuso, contra todo, el sacerdote hizo el cambio de imagen y de pronto ya no le llegaban flores ni velas ni ofrendas. Un día llegó una comisión donde el sacerdote a exigirle que regresara la imagen anterior y no le quedó otra alternativa que ceder y recién regresó la devoción por Santa Rosa ¿o por la imagen?.

En otra ocasión en un barrio limeño del cono norte hubo una batalla campal entre pobladores de la zona porque unos querían poner en una gruta del parque central a la Virgen de Chapi y otros querían poner a la Virgencita de Humay y cuando llegaron los periodistas argumentaban que “no era la misma virgen porque no era parte de su tradición”. ¿Qué percepción tendrán los católicos no comprometidos o los llamados católicos “light”? Los hermanos separados aprovechan esta situación y nos acusan de idólatras ¿Habrá manera de decirles que no es cierto? Por supuesto que no es verdad, no está en nuestra doctrina, pero es la percepción que generamos y representamos a la Iglesia Madre.

Es importante que como católicos comprometidos entendamos que nuestra manera de obrar genera percepciones de una verdad mayor que es la Iglesia fundada por Cristo, en la medida que actuemos correctamente, más gente creerá que es cierto, mientras peores percepciones emitamos, más gente se alejará del Señor.

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