Líderes Fieles y Genuinos

1 Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto 2 por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. 3 Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. 4 Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. 5 Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. 6 Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. 7 Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. 8 Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. 9 Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; 10 porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden 11 y, en las manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra. 12 Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. 13 Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo. 14 Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. 15 Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. (Lucas 4, 1-15)

Una de las circunstancias más difíciles de manejar es el tema de nuestra fidelidad a un ideal o a un esquema personal de vida (lo que llamamos habitualmente ser genuinos). El liderazgo efectivo, en cualquier área de nuestra vida, requiere una fidelidad intachable hacia un ideal, un enfoque o un objetivo y una genuina manera de ser, sin máscaras, hipocresías o vergüenzas.

Ser fiel y genuino va casi siempre de la mano y es innegable que mantenerse como tales es relativamente sencillo cuando todo lo que nos rodea colabora con nosotros. Hay muchos ejemplos con los que podríamos entender de qué se trata. Por ejemplo si una persona pasa por una necesidad económica y de pronto encuentra una billetera “sin dueño” en la oficina, es el momento de manifestar su fidelidad a sus valores y mantenerse correcto, buscar de quien es la billetera y devolverla. Por supuesto, en su mente estará la esperanza de no encontrar al dueño, a pesar de su rectitud, pues está en medio de la necesidad, pero sabrá liar con las tentaciones. Sin embargo, todos sabemos que esa no es la historia más habitual. Mucha gente en medio de la necesidad, a pesar de la escuela de valores que recibió en el hogar o en la escuela, a pesar de los muchos ejemplos que ha podido recibir, pierde los estribos y cae en las tentaciones, y de pronto pierden la fidelidad a sus valores, entran en el terreno de la mentira, de negarlo todo y equilibrar su conciencia hasta el punto de ya no sentirla. En ese momento también dejaron de ser genuinos. Lo peor es que luego, pasa lo mismo, regresa la misma tentación y aunque ya no haya necesidad vuelven a lo mismo.

Otro ejemplo es respecto a la fidelidad entre esposos. Es fácil ser fiel mientras no haya tentaciones, pero la verdadera fidelidad se muestra en medio de ellas. Como vimos en un tema anterior, la falta de enfoque y de dominio propio puede llevarme a la infidelidad, y ella a llevar una doble vida, a dejar de ser uno mismo. ¿Podríamos creer que alguien que no puede controlar ambos campos llegará a tener un liderazgo efectivo, sano y correcto? El mundo está lleno de líderes que pueden manejar un equipo pero tienen hogares destruidos, hijos rebeldes y descarriados, o viven en medio de los vicios propios de la vanidad. Un líder no es sólo el que tiene la capacidad de desarrollar el potencial de quienes lo rodean, es además el que añadido a ello, puede llevar a cada uno de sus liderados hacia una vida llena, feliz y con un propósito trascendental. Eso no se consigue mediante libros sino mediante la expresión de vida, que puede decir incluso sin palabras, lo que es correcto y lo que no lo es. Eso sólo lo consiguen personas fieles y genuinas.


Jesucristo como líder, nos da una máxima lección al respecto. Luego de varios días sin comer, cuando el hambre apremia y la necesidad es evidente, es tentado primero con el pan. El diablo sabe a través de qué tentar, algo simple, aparentemente indispensable para satisfacer lo que uno más desea o anhela. “Si eres Hijos de Dios di a esta piedra que se convierta en pan” ¿Qué hubiese tenido de malo que Jesús convirtiera la piedra en pan si en verdad tenía hambre y además tenía el poder para hacerlo? Pero ese no era el trasfondo, el tema real era “demuéstrame que tienes poder” como cuando estas frente a la tentación de la billetera y algo te dice dentro de ti que está mal lo que quieres hacer, pero otra parte te dice ¿A qué le temes? Si nadie te ve, o eres cobarde. El diablo te dice “Demuéstrame que eres valiente, que tienes poder”. Y como ya aprendimos, la respuesta perfecta es, Escrito está… Porque no hay mayor poder que la Palabra de Dios. Luego la tentación da un vuelco impresionante, de hablar de pan pasa a hablar de todas las riquezas de la tierra, con tal de ser adorado. Adorar, brindar reverencia al diablo, no es gran cosa, lo terrible es darle la espalda al Señor. Como dice la lectura de Jueces 8 Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. 9 Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? (Jueces 9, 8-9) Al fin, luego de cada tentación, nuestro Señor Jesús deja claro qué tipo de líder era y qué tipo de hombre era. Una enseñanza de fidelidad sensata e impenetrable, y la más genuina manera de manifestarse como Hijo de Dios.

UN LIDER FIEL A SI MISMO

22 En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotado por las olas; porque el viento era contrario. 25 Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. 26 Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. 27 Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! 28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo:¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. 33 Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. (Mateo 14, 22-33)

Ser fiel con uno mismo implica la fe de la que siempre habló Jesucristo. En esta lectura Pedro sabía a quién debía pedir ayuda, la fe en Cristo no estaba en juego, pero el Señor le dijo “hombre de poca fe”, porque lo que estaba en juego era la fe en sí mismo, en poder hacer eso que el Señor le mandaba. Por supuesto que no cualquiera puede “caminar” sobre las aguas, pero era tener al Señor al frente y que te diga directamente “Hazlo” ¿Cómo me mandaría Dios a hacer algo que sabe que no puedo hacer? ¿Cuántas veces ponemos en duda nuestras propias capacidades? ¿Cuántas veces le somos infieles a nuestro propio potencial? Dejar de ser fiel a mí mismo, a mi potencial, a aquello para lo que nací es desbaratar esa fe preciosa de la que Cristo tanto nos enseñó. ¿Cómo un líder puede cambiar la manera de pensar de la gente si no cree en sí mismo? Para un líder ser fiel y genuino significa en primer lugar ser fiel consigo mismo, confiar y mantenerse conectado con todo su ser en sus propios potenciales, y ser genuino para sí, sabiendo que lo que realmente es (un hijo de dios que sirve), es mucho más de lo que los demás ven, porque sólo él va descubriendo, primero que nadie, de cuanto es capaz y de qué está hecho.

Pedro por gracia del Espíritu Santo llegó a descubrir hasta donde podía llegar, para qué servía el poder que se le había otorgado, y lo que debería ser capaz de abandonar por fidelidad a aquel que nos amó hasta el máximo en la Cruz: la propia vida.

CUANDO LA FIDELIDAD DECAE

2 Y al oír Juan, en la cárcel, los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos, 3 para preguntarle: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? 4 Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. 5 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;6 y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí. (Mateo 11, 2-6)

Como referimos antes, en momentos complicados, la fidelidad puede decaer. ¿No era Juan el que anunció a Jesucristo a los cuatro vientos? ¿No era Juan el que bautizó a Jesús y presenció cómo se abrían los cielos y se escuchaba la declaración de amor paternal de nuestro Padre Celestial: Este es mi hijo amado en quien pongo toda mi complacencia? ¿Cómo es posible que ahora desde la cárcel mande a preguntar si realmente Jesús era el mesías? Pues la misma pregunta lo responde. Estaba en la cárcel. En los momentos de mayor dificultad, siempre puede caer nuestra fidelidad hacia nuestros ideales o hacia la fe que llevamos en el corazón.

Si algún día como líder en medio de los problemas decae tu fidelidad a Dios, el creerle a su palabra, dejas de ser genuino, dejas de ser tú mismo (hijo de Dios) para comportarte como cualquiera, Jesús te dice entonces, “Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio;6 y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí” Es decir, basta con que mires lo que te rodea, todas las bendiciones que he derramado sobre tu vida, ¿Quién crees que te dio todo eso? ¿Crees que no lo puedo volver a hacer? Si te di la vida ¿Qué crees que no podría darte hombre de poca fe? ¿Si te di la vida, crees que no te di el potencial para que tu vida sea abundante y dichosa? ¿Si entregué a mi único hijo por ti, qué crees que no te daría? ¿Dudas de mí porque algo no funciona o no sale bien? Imagínate que yo te juzgue como tú me juzgas a mí. Pero basta con que mires lo que he dado y regreses a ser un hijo fiel y yo correré a abrazarte porque has regresado.

Dios nos dejó en su palabra muchas promesas de amor, y sólo a cambio de otra muestra de amor, nuestra fidelidad. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. (Apocalipsis 2:10) Todos estamos llamados al liderazgo y al amor, para que la obra del Señor sea revelada a través de nosotros, pero eso implica ser fieles y genuinos, jamás abandones ese camino, Jesús lo respeto hasta la misma cruz. Y fue por ti.

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