4 Errores en el Liderazgo

14 Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. 15 A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. 16 Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. 18 Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23 Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses. 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. 29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. (Mateo 25, 14-30)

En una charla de liderazgo ofrecida por un psicólogo organizacional, escuché acerca del tema "Los errores en el lideazgo" y hablaba de cómo identificar en el liderazgo las capacidades de otras personas excluyendo asuntos de percepción, para saber colocarlas en funciones requeridas, aumentando con ello la productividad y disminuyendo los márgenes de error en el "empowerment" de la empresa. En su momento me pareción interesante su propuesta pero leyendo la palabra el Señor, Él nos enseña algo mucho más completo respecto a nuestros errores en el liderazgo.

1er error: CAPACIDAD vs. EXIGENCIA

"A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad..." El Señor le da a cada uno según su capacidad, pero no por ello la exigencia es menor. Debemos diferenciar entre el "encargo" según la capacidad y la exigencia.

Muchos cometemos el error de confundir estos dos temas, y consideramos que ante la menor capacidad de una persona la exigencia debe ser menor. El Señor nos enseña que lo que debe disminuir es el "encargo" pero la exigencia debe ser como si sus capacidades estuvieran al máximo.

¿Qué hacemos si en nuestro liderazgo tenemos personas con potenciales aun no desarrollados? Evidentemente los encargos deben de ser menores pero la exigencia debe ser mayor porque de ello dependerá el desarrollo de sus potenciales.


2do error: DEJAR DE EXIGIR AL QUE RINDE

Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.

¿Fiel a su señor o fiel a su misión? En la práctica termina siendo lo mismo para el Señor, ser fiel a su encargo siempre será ser fiel a Él. Pero observemos, ¿Acaso le dijo "has sido bueno, entra en el gozo del Señor"?, pues no, lo que agregó fue "sobre mucho te pondré". ¿No es acaso necesario aumentar nuestras capacidades de administración para administrar más?

Otro error que cometemos en el liderazgo es creer que al que rinde ya no debemos exigirle como al que no rinde porque "él ya no necesita que le exijan". Pero no debemos confundirnos. Como ya explicamos antes, una cosa es exigir sobre los resultados y otra exigir sobre el desarrollo de las capacidades y potenciales. ¿Será prudente exigir mayores resultados a quien ya los tiene? Probablemente no, porque sentiría que no consideran su productividad pero lo que si debemos hacer es aumentar la exigencia sobre el desarrollo de sus capacidades.

3er error: CONFUNDIR ESTABILIDAD CON EQUILIBRIO

Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo.

Muchas veces nuestra exigencia mal llevada o nuestra escasa comunicación se transforma en motivo de pensamientos y sentimientos negativos departe de nuestros liderados, lo que en muchos casos los lleva a una baja de rendimiento y lo que es peor, a la anulación de sus iniciativas y expectativas de crecimiento.

Debemos entender que el crecimiento es primordial, estamos diseñados para el crecimiento, no para la estabilidad. No podemos confundir estabilidad con equilibrio. Cuando caemos en estabilidad algo anda mal. La naturaleza creada por nuestro Padre nos enseña que lo que se detiene es porque está camino al retroceso o a la muerte. La naturaleza está perfectamente equilibrada pero no tiene nada de estable. Cuando lanzas una piedra hacia arriba, el momento en que se detiene es porque está a punto de caer, cuando tu corazón para es porque estas a punto de morir, no estamos diseñados para detenernos.

4to error: CORREGIR SIN SOLUCIONES

26 Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.

Si lo notamos, el señor era conciente de las limitaciones de desarrollo y efectividad del siervo y su reclamo no va por el lado de su productividad, sino por su falta de iniciativa de apoyarse en los especialistas (los banqueros) que podían rendir lo que él no pudo. ¿Cuántas veces hemos llamado la atención a nuestros liderados por los resultados en vez de llamarles la atención por sus métodos o faltas de iniciativa? La reprimenta en este caso fue de la mano con la solución, es un ejemplo muy claro de una llamada de atención certera y ajustada a las necesidades.

Nuestros liderados de menor rendimiento deben entender que no necesariamente esperamos que todo lo hagan ellos, no tiene nada de malo que se apoyen en los especialistas, que lo importante es que esten enfocados en los objetivos. Eso no significa que el fin justifique el medio, significa que la busqueda de soluciones debe ser incesante en pos del crecimiento porque para eso hemos sido diseñados por Dios.

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